No acaban los caminos absurdos e inundados en sinsentidos, no acaban los pasos ni las esquinas, no duermo tranquilo ni a pedradas, no descansa mi aliento si el vaho está frío.
Luces distantes de una ciudad que no necesita estrellas, luces cercanas de farolas intermitentes, caricias en la oscuridad, guiños de luz en la noche, curiosos olores y pasos.
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