Nombre de mujer

La perfección existe, y tiene nombre de mujer, Luna de resplandeciente nieve, lejana, que me arrebatas el alma cada noche de luna llena, no eres la primera, pero serás la última a la que mis palabras serán  dirigidas, mis palabras de amor raudo, de locura indescriptible, de noches de no dormir jamás. Incandescente astro de luz fría, de magia desmedida, de perdición abstraída. Bruja, porque me encantas, con tu brujería impía.

Sucio lamento de niño estúpido

¿Porqué escuece esa puta lágrima? porque es sudor. ¿Y qué es lo que cae por mis mejillas? eso son lágrimas, lágrimas de llorar sin sentido aparente, de llorar por sensaciones desconocidas, de un todo, de algo indescriptible, algo que es nada, y nada, es todos los motivos del universo, de mi universo egoísta, desde el cual odio cada átomo del exterior.

Mis delirios oníricos

Aquí me veo una noche más, preocupado más de los sueños que de la realidad, alimentándome de mis falsas esperanzas, dando vueltas en la cama de madrugada, sólo, soñando, porque alguien como yo no puede hacer más, envolverme en las turbias corrientes de sueños surrealistas, de realidades restringidas a la intimidad de mi olvido, sintiendo desde mi estómago una espiral de vacío descontrolada, un tic tac que me sumerge en otro sueño como si de una hipnosis se tratase.

Dulces sueños desde mis delirios oníricos.

Buenas noches y dulces sueños

Miro a este cielo, y veo llover estrellas, esta noche, solamente falta que llueva, falta que esas estrellas cumplan mis deseos y caigan sobre mi cara, que se deslicen desde mi frente hasta mi boca, notar su frescor, sentir su humedad, saborear su pureza cuando lleguen a mis labios.

Esta noche solo falta que se cumpla un deseo de una de las estrellas fugaces, solo falta que sirva de algo mirar al cielo, solo que se cumpla un nuevo deseo.

Solo un sueño es lo que veo por delante, solamente fantasía y ningún deseo cumplido, nada es real, solamente cuando te deseo dulces sueños, y buenas noches.

Gran nube oscura

Esta mañana no ha habido amanecer, no he dado vueltas en la cama, no le ha molestado el sol en la cara, no he bostezado, no he sentido nada, no ha amanecido esta mañana.

Perfecto

Día de mierda, día de niebla, todo torcido desde el principio, nada se arregla, siempre sin tregua, perfecto para no escribir, para morir un poco más al soltar cachos de alma. Un día perfecto, perfecto para la imperfección.

Trenzando la almohada

Me destroza la agonía danzante de días sin luces ni sombras, me desvela la verde esperanza de voces sin sonidos, me asustan las risas coordinadas tras los barrotes de la ventana, me ahoga el frío en la primera noche de agosto un año más. Mienten mis ojos si están rojos de por dentro reír y llorar, de tristeza o alegrías banales, mientras se deslizan los sentidos hacía tu ombligo por mis dedos imaginado, sonrisas de escayola tatuadas en el alma.