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lunes, 23 de mayo de 2016

Mi niña

Llevo mucho escribiendo, pero nunca te he escrito a ti, no eres otra de ojos azules, eres mi niña, la de cada verano, te ignoraba en parte, pero siempre te tuve en mente, siempre en mi cabeza, y en mi corazón, mi niña, de infantil sonrisa, de ojos claros, mirada inocente, el recuerdo de tu voz se confunde a veces con la brisa nocturna en agosto, el fresco devenir de una noche, de verano.

Y hoy, esta noche,
te recuerdo, noche de mayo
 con un viento de verano.

Parece que tengo las ideas agotadas,
y los sentidos embotados,
pero sigo sincero, y triste, asolado.

jueves, 19 de mayo de 2016

Mierda mientras no duermo

No sé cómo canalizar la ansiedad que estoy sintiendo, no sé cómo parar la implacable tormenta, me duelen los dientes de apretar, de contener un no sé qué que hay en mi interior, que está a medio camino entre los gritos y las lágrimas, no sé si maldecir o empezar a rezar a dioses muertos, y aquí me veo, escribiendo más mierda mientras no duermo.

miércoles, 18 de mayo de 2016

A dónde me llevará el tiempo, qué será de mi en septiembre, dónde estaré, casi seguro sé una cosa, la soledad lleva conmigo mucho tiempo, y seguro que por mucho conmigo seguirá. Para qué engañarme.

martes, 17 de mayo de 2016

La náyade y las nereidas

Miro atónito cosas que escribí en verano, me asombra lo que me hacía escribir el mar, y me vienen recuerdos acompañados de incipientes lágrimas, suspiro, las retengo mientras me deleito con Debussy, el sonido de ese piano me apacigua de la misma forma que el sonido de las olas del mar, me calma como la brisa veraniega, aire siempre puro, salado en ocasiones, nunca amarga demasiado por muy triste y solitario que haya sido ese verano, porque me pude reencontrar con el agua salada y cristalina de mi segunda casa, aquella cala en l'Escala, donde el agua congelada y dulce nacía directamente al Mediterráneo, y al alzar la vista te daba en las narices un ligero olor a pino que crecía en los acantilados, incluso las rocas del fondo eran bellas allí. En aquel lugar podrían haber vivido miles de nereidas a lo largo de la eternidad, todas ellas podrían haberse enamorado de la náyade de aquel nacimiento de agua dulce.

Pero aquí estoy, tan lejos de esa brisa, tan lejos de las suaves olas, tan lejos de las nereidas, soñando despierto con la luz que penetra en el agua trasparente, y brilla de una forma que ahora solo puedo soñar, y que no puedo comparar con nada, quizás con alguna reciente mirada, pero esos ojos deben de ser de algún ser divino, algún ser que puede haber escapado de allí, para venir a encontrarse con mis ojos, puede ser, debo volver a mirar.

Si miro demasiado es posible que no pueda dejar de soñar esa imagen nunca más.

domingo, 15 de mayo de 2016

Rimas inconexas

Su azul mirada en eterna agonía,
su claro rostro, su melancolía.
Su oscuro cabello, sus alas, su verbo,
su hiel, su sonrisa, su alma, su aliento.


Bello desconcierto,
loca ambigüedad,
ni siento ni padezco, 
ni digo la verdad.


No pienso lo que digo,
no pienso lo que escribo.
No tengo motivos,
sólo tengo delirios.


Te cansarán mis rimas fáciles,
no sé si puedo hacer más,
pero escribo lo que puedo,
y lo que pienso al trasnochar.


Siempre empiezo hablando de ti,
y acabo hablando de mi,
puede que no pueda ser de otra forma,
y puede que no pueda vivir así.

sábado, 14 de mayo de 2016

Ando

Recorro esta noche un camino, el mismo camino, giro en las mismas esquinas, siento las mismas flores, siento hoy la misma lluvia, pero falta algo, falta la indeterminación, falta saber que no estás. Esta noche sin estrellas en el cielo, ando solo, pienso en alguien, pienso en una estrella al amanecer. Huye el silencio incesante, busco con ansia la soledad, para poder pensar de nuevo en alguien, huyo de los borrachos, de las esquinas, busco el camino a casa, para dormir solo, para pensar en nada, para poder tener hoy, esta noche, después de mucho tiempo, volver a tener unos dulces sueños.

jueves, 5 de mayo de 2016

Y lo que me queda

Diez días sin escribir, desde septiembre no he estado tanto tiempo sin hacerlo, pero es que últimamente no tengo nada que decir aquí, tanto tiempo sin sentir, tanto tiempo, necesito volver a beber de la voz de alguna musa susurrante, o quizá deba dejarme iluminar de nuevo por alguna solitaria y muda estrella que se agita con ligero temblor, abandonar a la deriva mi corazón por las calles de Granada, dejar que nade entre cerveza, quizás la niebla aclare mis ojos una noche traicionera, quizás encuentre a quien no deba entre mis sueños y me haga despertar gritando a la almohada sepulcral.

No debo seguir escribiendo sin nada que decir,
aunque esté diez días vagando en el silencio de mi mente,
colapsada de mis falsas fantasías de esperanza.