Caminando por el Albaicín, sin tratar de buscar inspiración, ni de mostrar un paisaje idílico para ninguna historia de amor, encontré unos ojos, súbitamente me llamaron la atención de forma irracional, esos ojos aunque parezca increíble me sacaron una sonrisa, no vi esos ojos en ninguna persona, juro que no, los vi por mi mismo, en un simple gesto, una manía, la manía de mirar al cielo, de buscar las primeras estrellas para verlas antes que nadie, eso me llevó a encontrar algo en una pared, escrito en alto bajo esos ojos ponía: "Benditos sean tus ojos porque tan alto miraron".
Hacía mucho que unas palabras me hacían sentir así de especial, todo por mirar hacia arriba, como siempre.
Aquí dejo algo de Cortázar:
Mi sufrimiento doblado (Julio Cortázar)
Y también no estar triste,
no crecer en las fuentes, no doblarse en los sauces.
Ancha es la luz para dos ojos, y el dolor danza
en los pechos que aceptan sin flaqueza sus fríos escarpines.
Y no decirte ni lejana ni perdida
para no darle razón al mar que te retiene.
Y elogiarte en la más perfecta soledad
a la hora en que tu nombre es la primera lumbre en mi ventana.
Benditos sean mis ojos
porque tan alto miraron.
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