Me vinculan a la tierra estrechos lazos de melancolía,
tierra amarga e innegable aridez supina.
Santo y seña de una oscura misa despistada,
criticando danzas sin descanso de amabilidad.
Luz de otra suma cantando impía,
me desnuda las ideas y me tortura.
Que las llamas del averno me atraigan
a desdichas oprimidas de tu falda.
Ven cantando al día amadísima mía,
si las luces de tormenta no te aniquilan.
Santos mueren callando todo el día.
Vuelven nubes, extrema melancolía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario