Intento dormir, el silencio me acusa, me irrita, me despierta, me dice que hoy no voy a dormir, que mañana será un día de mierda. Yo en vez de relajarme, alimento mi miedo y mis nervios, el vacío crece en mi interior.
Una lágrima, que quizás sea de sueño resbala por mi mejilla y me hace cuestionar mi cordura, si será la lágrima del que grita encerrado en mi, si será ese lado salvaje que muere día a día, noche tras noche, el que al atardecer extiende los brazos intentando atrapar la primera estrella, el que busca en el brillo de las miradas un sentimiento desconocido como él.
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