Cómo olvidar unas manos el 29 de diciembre que no existía el frío, en mis recuerdos solamente una sonrisa, voces difusas y magia, cómo olvidarlo... y recordar y recordar, casi tres años de recordar, triste, hermoso y desconsolado masoquismo, para qué tanto recordar, sin poder crear un nuevo recuerdo contigo, algún recuerdo que no sea confuso, que no sea ambiguo, que no siembre mil dudas y haga brotar recuerdos que alimentan mi decrepita imaginación.
Y es que no has vuelto sin más, has vuelto con algo que decir, o tal vez no, pero yo te quiero ver, oír, tocar, quiero comprobar que eres real, y quiero comprender que estas aquí, ya me ha costado bastante creerlo, y deseaba, aunque estuvieras aquí, deseaba que no despertasen esos sentimientos, sentimientos que no veo momento de confesar.
Hoy he sostenido mi guitarra, y con los dedos he explorado los acordes de mis viejas canciones, he encontrado, entre papeles maltratados por mi caligrafía, una canción que escribí poco después del 29 de diciembre. La canción, aunque menciona tus manos, no habla de ti, habla de mi, de como en esos días superé muchas de mis mierdas y empecé a creer que podía coger todos mis miedos y encerrarlos, de olvidar todos los poemas anteriores y que quedaran en un anhelo, que formasen parte del pasado. He sentido esa canción como si la hubiera escrito en este momento, quiero olvidar todo dejar solamente tus manos, volver a empezar, aunque sea imposible. Ya he escrito sobre esto, no entiendo porqué después de casi tres años al mirarte siento lo mismo, aunque pase un invierno sin verte. Siento lo mismo, aunque olvide todo y solo queden tus manos.
Queda tanto que decir... quizá las olas del mar del olvido hagan que todo lo que queda por decir se pierda, al menos espero que esto quede flotando en la inmensidad de la memoria.
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