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domingo, 9 de julio de 2017

Apareció una luz

Y en ese momento apareció una luz, no era la cegadora luz de la luna, esa luz era mucho más comedida, era la luz justa como la titilante luz de una estrella, se deja ver para guiarte, y decides seguirla aunque no sabes a donde lleva.

Cuando flotas, sobre una balsa de piedra, en un océano vacío e infinito, cualquier destello, o cualquier susurro del viento es suficiente para marcarte un camino, imaginar cuánta belleza habrá tras esa luz es un bálsamo de esperanza, y es mejor no pensar que quizás nunca lleguemos hasta esa estrella. Seguir remando, y evitar el silencio del mar en calma, solo remar y quizás soñar.
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Dulces sueños

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