Me acuerdo así de ti, sin venir a cuento, sin sentir tus manos, sin ver ningún destello bermellón en la calle abandonada, sin sentir tu eléctrica mirada, ni tu añorada sonrisa, me desvelo otra noche para escribir a tu recuerdo, y recuerdo el día exacto que te besé, e imagino un imposible futuro en el que volveré a hacerlo, porque volvería a besarte si en tus labios viese un atisbo de lo que vi aquella tarde que nos sonrojábamos tomando café. Quisiera encontrar de nuevo a alguien al que desear dulces sueños.
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