Ella vuelve a escribir su prosa, la misma que hace florecer, la misma que hace marchitar, sus palabras son una bella autodestrucción, son renovación, romper para crear. Ella bucea, es lo que hace, ella se sumerge en sus adentros, ella se pierde en los laberintos de los que cualquiera escaparía, ella se atreve a destapar cualquier caja de Pandora. No sé si sabe que se abre en canal, que esparce sus entrañas, no sé si sabe que cuando uno se acostumbra, le acaban sobrando sentimientos que manchan con tinta indeleble miles de páginas en blanco, que aunque acaben quemadas en la memoria las cenizas vuelven grises las miradas.
Su potencia transformadora abarca hasta lo más inesperado, ella es capaz de iluminar una oscura noche lluviosa, ella puede eclipsar el reflejo de la luz sobre la nieve, puede torcer y moldear los sentimientos, transforma las lágrimas en letras si se lo propone, puede herirse para que de ella broten líneas sobre la verdad, y todo con el aliento de sus manos, con palabras ella cambia la realidad para intentar concederle la inmortalidad. Creas misterios melódicos, tu creas, y tu destruyes.
Tu piel es la luna en la oscuridad de la noche, tu azul mirada es el profundo océano, y tu cabello es la oscura selva que envuelve tu poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario