Da coraje intentar ver en el interior de quien ya no te quiere ni ver, y da coraje intentar ver el interior de alguien que se aleja de ti, da coraje que cuando abres tu alma y la dejas desnuda la miren como algo desagradable, da coraje y da coraje permitir que metan el dedo en todas las yagas, abrir las heridas para buscar en lo profundo, mantenerlas abiertas para asomarse al azul oscuro casi negro de las profundidades más siniestras de un alma en pena que no sabe lo que quiere, da coraje que te enamore ese profundo azul, da coraje beber ese brebaje tóxico por puro vicio de dolor, da coraje querer arrancarte de tu cuerpo aunque sea a mordiscos, da coraje seguir escribiendo sin que nadie te sujete y da coraje las ganas que tengo de escupirme en la cara para decirme que pare esta locura de dolores infernales de almas en pena que aman lo triste y se pierden en pureza azabache. Da, lo juro, CORAJE.
Asco es lo que me doy cuando leo esta entrada que no me atreví a publicar en su día, porque el día que lo escribí lo sentía, pero era demasiado cobarde, sería hipócrita si llamo a la gente a la valentía mientras escondo mis sentimientos por cobarde, ya tuve suficiente autoreprimiendome en aquel mal momento. Espero acabar con mi cobardía y afrontar el dolor tal como venga.
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