Compasivos dioses nos condenarán a penas injuriosas e incesantes en profundas tinieblas, amedrentados por engendros impíos de sublimes y tornadizas formas delirantes de inconfundible brío analgésico, ácido ardor en sangre chorreante de una boca blasfema y cerrada en iracundos nudos de afonía infinitamente indefinida por maleantes perezosos asentados en apostatas templos perdidos entre una roja espesura forestal imbuida en mis sueños perdidos.
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