Es hora de empezar a hablar del pasado, ya que el presente no despierta nada en mi. Quizás un suspiro inexplicable. Ni siquiera disonancias me ponen la piel da gallina, ni siquiera se despierta en mi catarsis en alguna representación. Ya parece que purgué la culpa que no sabía de dónde procedía. Cuando no pienso en nada hallo la nada, y una irrefrenable ansia por ocupar mi mente, meter ruido de algún lugar, porque el silencio es demasiado terrorífico, pero ni siquiera miedo, ni siquiera miedo, ni miedo ni tristeza, ni alegría, ni esperanza, ni futuro, ni presente, ni mañana, ni hoy, ni colores. Sólo silencio, estúpido silencio. Las voces tras el balcón solamente me recuerdan que luego habrá silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario