Te confieso que aún, en ocasiones, apareces en mis sueños, como un susurro traído por el viento, como un ser hecho de niebla, que al despertar se desvanece y deja al amanecer un breve recuerdo, como gotas de rocío. He de confesar también que cada vez te veo allí menos, que apenas escucho tu voz, pero te recuerdo. No te tomes ésto más allá de lo que es, solamente soy sincero, y es la verdad que a veces te sueño.
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