Sopor, hastío, fantasmal voz es la oscuridad, susurro sublime de leve vacío, tristeza balanceándose en la negra nada, acostumbrado a absorber lo tenebroso del ambiente fútil, sin sentidos, momentos vacuos, ausentes voces reales y recuerdos vagos, odios absurdos y momentáneos, fugaz destello de insufrible añoranza. Nada, música suave, inaudible a corazones impacientes, de desconocidas notas, de melodías diferentes, de armonías trascendentales. Acostumbrado a tragar la irracional esfera de la antimateria del alma. Siento inusual ambigüedad, siento tal indiferencia por el mundo que me aterro, me da igual hasta el hilo de sangre que alimenta mis pensamientos macabros de genuina estupidez aletargada. Casual error que debía de ser cometido, por algo fue, y siempre lo habrá sido, nada sin un ayer nunca más repetido, ilusión frustrada en cada baldosa de mi camino, alegoría de mil mitos en cada horrible destino. Mas no daré mi brazo a torcer aunque esté lejos mi sino, porque volveré a tropezar si la piedra vuelve a mi camino.
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