No siempre se puede estar inspirado, y menos si siempre estoy desolado, y en parte desesperado, eternamente loco por no estar a tu lado, triste, errante por mi cabeza, perdiéndome sin rumbo por sinuosos caminos sin flores, escarpados agujeros a la vista, afilados guijarros bajo mis pies descalzos, lineas del flujo de la sangre chorreando por mi cuerpo, sensaciones malditas que uno no olvida fácilmente. Me da igual la luna estos días, me da igual el sol si no lo encuentro, me da igual un amanecer porque estoy dormido, y un atardecer, porque no será mio. Aunque levante los brazos no toco las nubes, aunque salte, ni con una escalera llego, y me tiro al suelo para restregar mi cara, mi pelo, mis chorros de sangre por las piedras afiladas del camino equivocado seguramente, y me escondo en uno de esos malditos agujeros que me entorpecían, me deleito en el sabor de mi sudor ahora mezclado con el rojo de mi interior, mi lengua se empapa de ese sucio sabor, inspiro, trago, por mi garganta cálida una mezcla heterogénea de saliva, sudor, lágrimas y sangre, por mi nariz no pasa aire, noto como coagula la sangre y me obstruye las vías respiratorias, he respirado ese inmundo mejunje, pero me da igual, el calor de algún recuerdo activa en ocasiones mi estúpida imaginación, pero ya no quiero solo recuerdos, quiero ahogarme tragando mis desagradables fluidos y que inunden mis apestosas entrañas, y escribir de ello como hago ahora pero con mas crueldad y realismo.
Y ahora desato a mi doppelgänger, invierto mi moral y me divierto con aquellas de una noche, me doy asco pero es mejor que sufrir en mi mismo, sufrir en mi realidad es absurdo si puedo ser otro. Parece como que cada vez que sufro muero, no en una dulce muerte precisamente, y después resucito, volver a nacer es una práctica sencilla, puede ser dolorosa igual pero es porque nacer duele. Aquí, recién nacido no tengo identidad y me modelo a mi mismo, como yo quiera, aunque al final aflore mi eterno yo, y ese eterno yo se encontrará con lo que el otro haya conseguido, decidirá qué le conviene, y empezará el ciclo de nuevo, avanzando en el camino abrupto de dolor, sangre, saliva, sudor, y quizás, lágrimas.